Socio del Club San Lorenzo de Almagro |
Jorge Mario Bergoglio, elegido este miércoles primer Papa
latinoamericano y jesuita, mantuvo, como cabeza de la Iglesia católica
argentina, duros enfrentamientos con los Gobiernos de los Kirchner y declaró
como testigo por las denuncias de grupos de Derechos Humanos sobre el papel de la Iglesia en la dictadura.
Como máxima autoridad de
Kirchner, fallecido en octubre de 2010, llegó a calificarle como el "verdadero representante de la oposición", aunque sus diferencias no impidieron que, tras la muerte del exmandatario, Bergoglio reaccionara con rapidez y oficiara una misa en la catedral.
"El pueblo tiene que claudicar de todo tipo de posición antagónica frente a la muerte de un hombre ungido por el pueblo para conducirlo y todo el país debe rezar por él", dijo entonces.
Durante el mandato de Cristina Fernández, trató de mantener una relación distante pero llegó a promover una "guerra de Dios" contra el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En 2008, Bergoglio pidió a Fernández un "gesto de grandeza" con las patronales agrarias, denunció "homogeneización" del pensamiento y "crispación social", en medio de una grave crisis entre el Gobierno y los productores rurales.
En 2010, trató por todos los medios de evitar la aprobación de la ley que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo, movilizó a los sacerdotes en defensa de la "unidad familiar" y convocó vigilias frente al Parlamento.
"No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios", escribió Bergoglio en vísperas de la aprobación del proyecto en el Congreso.
Aunque perdió esta batalla, poco después logró frenar la difusión de una guía médica que repasaba los supuestos de aborto admitidos por la ley argentina: violación y peligro para la vida o la salud de la madre.
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